domingo, 28 de diciembre de 2008

El inflador de auto estimas

Este es un caso raro. No sabemos si realmente Karl es un personaje, porque sólo apareció un capítulo en toda la serie, pero lo que hizo en ese episodio fue suficiente para que aquí le dediquemos un espacio.

En el capítulo donde Homero milagrosamente hace crecer pelo sobre su cabeza, gracias al Dimoxymil, Karl entra en su vida para salvarlo de las catástrofes profesionales que inevitablemente Homero causaría, ya que está claro que no estaba listo para las nuevas responsabilidades que debía afrontar. Así que con un nuevo cabello y un nuevo asistente, Homero está listo para llevarse al mundo por delante. Y de hecho así lo hace, todo gracias al Karl, por supuesto. Él era quien escribía sus discursos, le decía que hacer, incluso recordó mandarle flores y chocolates a Marge junto a una especie de trovador que canto a capella para ella, como regalo de aniversario, el cual Homero había olvidado por completo.


Todo esto hizo a Homero "Karl-dependiente", y creía que sin su ayuda fracasaría. Pero una vez más, este maravilloso hombre lo convenció que todo ese tiempo no había sido su cabello ni su ayuda lo que lo había hecho evolucionar, sino que todo eso lo había hecho él mismo, por lo que finalmente Homero recobró su confianza. Tiempo después, Karl debió irse, y Homero debería enfrentar todo por sí solo, pensando que podría, pero no tenía en cuenta que Smithers ya sabía que había conseguido su Dimoxymil por métodos poco legales.


Karl es lo que hoy en día ejerce algo llamado "Coaching profesional" o algo así. Personas que se encargan de estimular a otras personas para encaminar sus carreras y sus vidas de una mejor manera. En un capítulo de las últimas temporadas (17 ó 18), Marge contrata a uno de éstos porque Homero se sentía deprimido. Pero sin duda, este personaje estuvo muy lejos de lograr lo que Karl en las temporadas más remotas de la serie. Otra señal de la Decadencia Simpson.


Frase de cabecera: "Mi madre me dijo que nunca besara a un tonto"

viernes, 26 de diciembre de 2008

La J es por "Jay"

¿Qué mejor manera de inaugurar esta sección dedicada a los personajes de la Serie, que con el mismísimo Homero J. Simpson? Siendo aún un irresponsable, egoísta, irrespetuoso, borracho, estúpido ser humano (o dibujo), es el ídolo de millones de televidentes y el personaje por excelencia de la serie. Algo nos atrae hacia él, probablemente lo mismo que atrae al resto de los Springfildianos hacia su persona, porque lógicamente una persona de su tipo no debería tener ni amigos, ni esposa ni nada, porque no se lo merece. Pero Homero es así, a pesar de todo, lo queremos. Porque vamos, el hombre ha sido de todo: inspector de seguridad de la Planta Nuclear de Springfield, conductor de monorriel, conductor de camiones (reemplazando al difunto Red Barclay), profesor de "como sobrellevar un buen matrimonio" en el centro de enseñanzas para adultos, granjero, co-creador del auto bautizado con su nombre, guardaespalda del Alcalde Diamante, estrella del festival Hollabalooza, mascota del equipo de béisbol de Ciudad Capital, empleado del Kwik-E-Mart, la voz de Poochie, misionero, boxeador, chofer de limusine, el Barón de la Cerveza, crítico gastronómico, asistente del Sr. Burns, inventor, comisionado de limpia de Springfield, el Sr. X, Don Barredora (¡como olvidarnos!), y la lista sigue...



En fin, ahora concentrémonos en el lado positivo de Homero. A pesar de ser la mayor parte del tiempo un ser despreciable, en el fondo este panzón tiene un corazón. Lo ha demostrado en algunos capítulos de la serie, ya sea para reconciliarse con Marge, o en otras ocasiones con Lisa. Pero la cuestión es que después de todo, Homero es un yanki hecho y derecho, políticamente incorrecto, bebedor, patriota, y amante de lo lujoso y lo novedoso, como todo norteamericano promedio.



Durante los casi 20 años que ha durado el programa, Homero nos ha deleitado día a día con miles de gags y frases históricas que cabe recuadrar. Tengan por sólo un ejemplo al título del blog, o aquélla tan gloriosa en la que, con una tonada "delicada" dice "¡esta grasa no se quita!". Sublime.

Pero todo lo que sube baja, dijo alguna vez un físico. Y Homero no es la excepción. Pero quizás esto no sea del todo su culpa, pues la serie fue decayendo lamentablemente, y la ola de mediocridad también lo afectó a él. Hoy en día vemos a un Homero falto de chispa, de gracia, gritón y llorón, insoportable, aferrado a la cultura moderna que se vive en los Estados Unidos y haciendo chistes que si uno no está al tanto de lo último de la farándula hollywoodense, difícilmente capte.



De todas maneras, el balance está claramente a su favor, y no podemos enojarnos con él porque ha bajado su rendimiento en los últimos años, pero como con algunos deportistas, preferimos que se retire antes de seguir pasando verguenza. Por todo lo demás, te decimos gracias Homero, gracias por tanta magia.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Amarillista no, Simpsonista si

Es difícil encontrar las palabras exactas que nos permitan descirbir todo el fanatismo que miles de personas, al igual que quien escribe estas palabras, tiene por este programa de televisión. Pero ahora, vayamos a lo importante. Nótese que ya en la primera frase de este texto, he cometido un error, intencional por supuesto, sino lo cambiaría. El error es catalogar -o encasillar- a Los Simpson dentro de la categoría de programa de televisión. Aquellos que no ven la serie (o simplemente "ignorantes") la pueden ver como una serie o como un dibujito animado (!), pero todo los Simpsoníacos (una conjunción bastante mala, lo sé) sabemos que Los Simpson son mucho más que un programa que dura unos 22 minutos y que todos los domingos nos cansamos de ver por Telefé. Porque si, a veces nos cansamos de verlos. Pero de todas maneras lo seguimos viendo, porque como un hincha de un equipo que ha perdido los últimos 10 partidos sigue yendo a la cancha, nosotros bancamos a los amarillos a pesar de las adversidades. Estas adversidades de las que hablo son las temporadas más recientes, claro está, pero ahondaré en el tema en otros momentos.
Volviendo a mi oda, cabe destacar la universalidad del dibujo en sí. Creo yo, y es más, lo aseguro, que ninguna serie y/o programa de televisión ha alcanzado a ser tan conocido y alabado por habitantes de los 5 continentes, de todas las razas, sexos, credos y lo que se les ocurra. No por nada son la serie más longeva de la televisión mundial. Y eso no es poco.
Pero después de todo, ¿qué es lo que nos atrae tanto de Los Simpson? Muchos podrían de tener el razonamiento de que hay series similares como Padre de Familia, Los Reyes de la Colina, American Dad, entre otras, que respetan la misma estructura que los creados por Matt Greoning (me refiero al cliché de la típica familia americana). Pero aún así, Los Simpson siempre están por arriba de todas las mencionadas anteriormente. En primer lugar, porque ha tenido una recepción del público más amplia. Todos empezamos a ver Los Simpson cuando teníamos 5 ó 6 años, en cambio, ningún padre con dos dedos de frente sentaría a ver a su hijo a ver Padre de Familia a esa edad, debido a su temática mucho más adulta. Y además porque en muchas ocasiones, los purretes tendrían que saber leer.
Segunda razón para el éxito de la serie: Homero. Seamos realistas, Homero J. Simpson es casi el 80% de la serie, casi todas las problemáticas provienen de su estupidez e irresponsabilidad. Casi siempre los capítulos tratan de las relaciones entre Homero y Marge, o de Homero y sus hijos, o con su padre, o con sus amigos. Muy pocas veces vemos episodios en que Homero no sea el personaje principal. Durante los años mozos de los Simpson (hasta el fatídico episodio 300), esta hegemonía homerística se hacía notar horrores, y eso es algo bueno, ya que nos han regalado episodios memorables, frases inolvidables (a pesar de ser las traducciones un total insulto al audio original) y gags que derrochan genialidad. Pero en los últimos tiempos, esta modernización de Los Simpson, los cambios de voces y otros cambios igualmente supérfluos han llevado a Homero -y la serie toda- al total vacío de creatividad y gracia. Y no parece que la cosa vaya a cambiar.
Este es un blog para hablar de las miles cosas excelentes de Los Simpson y de aquellas cosas malas que hemos descubierto con el pasar de los años. So, hold on your seats, and enjoy the ride!