sábado, 20 de diciembre de 2008

Amarillista no, Simpsonista si

Es difícil encontrar las palabras exactas que nos permitan descirbir todo el fanatismo que miles de personas, al igual que quien escribe estas palabras, tiene por este programa de televisión. Pero ahora, vayamos a lo importante. Nótese que ya en la primera frase de este texto, he cometido un error, intencional por supuesto, sino lo cambiaría. El error es catalogar -o encasillar- a Los Simpson dentro de la categoría de programa de televisión. Aquellos que no ven la serie (o simplemente "ignorantes") la pueden ver como una serie o como un dibujito animado (!), pero todo los Simpsoníacos (una conjunción bastante mala, lo sé) sabemos que Los Simpson son mucho más que un programa que dura unos 22 minutos y que todos los domingos nos cansamos de ver por Telefé. Porque si, a veces nos cansamos de verlos. Pero de todas maneras lo seguimos viendo, porque como un hincha de un equipo que ha perdido los últimos 10 partidos sigue yendo a la cancha, nosotros bancamos a los amarillos a pesar de las adversidades. Estas adversidades de las que hablo son las temporadas más recientes, claro está, pero ahondaré en el tema en otros momentos.
Volviendo a mi oda, cabe destacar la universalidad del dibujo en sí. Creo yo, y es más, lo aseguro, que ninguna serie y/o programa de televisión ha alcanzado a ser tan conocido y alabado por habitantes de los 5 continentes, de todas las razas, sexos, credos y lo que se les ocurra. No por nada son la serie más longeva de la televisión mundial. Y eso no es poco.
Pero después de todo, ¿qué es lo que nos atrae tanto de Los Simpson? Muchos podrían de tener el razonamiento de que hay series similares como Padre de Familia, Los Reyes de la Colina, American Dad, entre otras, que respetan la misma estructura que los creados por Matt Greoning (me refiero al cliché de la típica familia americana). Pero aún así, Los Simpson siempre están por arriba de todas las mencionadas anteriormente. En primer lugar, porque ha tenido una recepción del público más amplia. Todos empezamos a ver Los Simpson cuando teníamos 5 ó 6 años, en cambio, ningún padre con dos dedos de frente sentaría a ver a su hijo a ver Padre de Familia a esa edad, debido a su temática mucho más adulta. Y además porque en muchas ocasiones, los purretes tendrían que saber leer.
Segunda razón para el éxito de la serie: Homero. Seamos realistas, Homero J. Simpson es casi el 80% de la serie, casi todas las problemáticas provienen de su estupidez e irresponsabilidad. Casi siempre los capítulos tratan de las relaciones entre Homero y Marge, o de Homero y sus hijos, o con su padre, o con sus amigos. Muy pocas veces vemos episodios en que Homero no sea el personaje principal. Durante los años mozos de los Simpson (hasta el fatídico episodio 300), esta hegemonía homerística se hacía notar horrores, y eso es algo bueno, ya que nos han regalado episodios memorables, frases inolvidables (a pesar de ser las traducciones un total insulto al audio original) y gags que derrochan genialidad. Pero en los últimos tiempos, esta modernización de Los Simpson, los cambios de voces y otros cambios igualmente supérfluos han llevado a Homero -y la serie toda- al total vacío de creatividad y gracia. Y no parece que la cosa vaya a cambiar.
Este es un blog para hablar de las miles cosas excelentes de Los Simpson y de aquellas cosas malas que hemos descubierto con el pasar de los años. So, hold on your seats, and enjoy the ride!

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